miércoles, 24 de septiembre de 2008

Y me encontraste en la combi

Tú eres de esa clase de personas especiales, las que sin importar en qué circunstancia uno se encuntre eres capaz de robarle la sonrisa de esa amarga expresión, eres capaz de emerger alegría en un puto día en el que uno sólo quiere dormir, o dejar de sentir. Esa eres tú. Tú Tania.

El día había sido pesado, demasido pesado, me levanté a las 8 de la mañana pero me había dormido a las 3.23 de la madrugada, todo por tratar de estudiar unas separatas, pero cuando uno se pone a estudiar frente al televisor uno nunca puede estudiar y menos si el televisor se quedó prendido por casualidad, y aún mucho menos si haciendo zapping te encuentras con una escena calentona que tiene una historia buena y sobre todo unas buenas curvas que se contornean.

El día se hizo mucho más pesado por que yo acababa de tratar de hacer un trabajo que no aún falta terminar. Eran casi las 4 de la tarde no había almorzado y tampoco desayunado. Entonces al subir al carro me desparramé en el primer asiento que pude, en el más cercano a la puerta e intente dormir, sin roche, sin pensar que diría la gente al verme babear junto a la ventana. Pero no pude, no sé por que todo se me hizo más triste y sólo me quedé viendo las calles, como iban desapareciendo y quedándose atrás poco a poco, una a una, y yo ya no quería dormir.

Sólo faltaban unas cuadras para llegar a mi casa cuando tú subiste al carro. Tú me viste antes de subir y yo te vi antes que subieras. Creí que talvez no me habías visto, me sentí encogido inmediatamente al verte, tú tan linda como siempre con tu sonrisa perfecta y tus ojos preciosos y yo todo despeinado talvez con la cara sucia, algo de baba en la cara y muy mal vestido.

No sé si me alegre al verte por que al costado estaba el asshole de tu enamorado, sí ese tipo que siempre me cayó mal no sé por qué pero que ahora se portaba muy educadamente conmigo quién sabe por qué.

La última vez que te llamé mi querida Tania nunca me contestasté, ni cuando te mande mensajes de texto ni mucho menos cuando te escribí un comentario al hi5. Desde ahí decidí enterrarte en lo más profundo de mi negro y rencoroso corazón, decidí hacerlo por que quedamos como doce veces para salir pero nunca lo hicimos, lo hice por que cuando me mandaste un mensaje cariñoso a mi celular nunca quisiste hablarme del tema como si ese mensaje hubiese sido la más grande apuesta de la que te arrepentías. Pero nunca pude hacerlo, no pude enterrarte ni 20 centímetros. No quise de verdad.

Sólo subiste por unas 7 cuadras al carro, yo las conté. Me hablaste de todo, de cómo estaba, de qué estaba haciendo, de cómo me iba en la U, de cómo estaba mi familia. Y yo te contestaba sólo viendo los ojos, viendote tu hermosa nariz y viendo tus perfectos dientes. Prefería verte sabes, extrañaba verte.

Nunca he sabido que sentir al estar contigo, nunca. Las veces que estabas juntos sólo me importabas tú, pero después me daba cuenta que tú no pensabas lo mismo de mí. No, no lo hacías. Sólo sé que eres muy especial Tania, tanto que al bajar del carro me alegraste el día, me hiciste pensar que sí podríamos salir uno de estos días y que podríamos serle fiel a nuestros sentimientos. A esos que nos han mantenido unidos por más de cinco años, a esos sentimientos que me han dado los besos más memorables de mi adolescencia, las fantasías más tímida de mi vida y las primeras fukcings celos por una chica

No hay comentarios: