lunes, 29 de septiembre de 2008

La hormiga que perdí

Había una vez una pequeña hormiga que quería cruzar un río, pero sabía que no tenía la fuerza suficiente para poder hacerlo pues el río iba arrasar con él. Entoncs pidió a una rana que andaba durmiendo que la cargase en su lomo hasta el otro lado del río. Esta aceptó de mala gana y dejó que la hormiga se subiera a su lomo. 

Cuando estaban a mitad del camino la hormiga comenzó a quejarse por la lentitud de la rana, entoncs esta trató de ir más rápido para poder estar libre de una vez. Saltaba más rápido cada vez, hasta que a menos de 2 metros de estar en la orilla se descuidó. Cayó encima de una piedra sin equilibrio y se vino abajo. Inmediatamente la rana se puso de pie y llegó hasta la orilla, pero se dio cuenta que la hormiga ya no estaba. Vio hacia el río y no encontró rastros de la hormiga, se dio cuenta que esta debía estar ahogada, o en el mejor de los casos encima de una piedra como si fuera una isla y sin la posibilidad de llegar a su destino. 

Entonces la rana recién pudo entender que por más que alguien te pide algo las cosas no se deben hacer de una forma alocada porque al final terminan haciéndose mal.

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